Monzón de Campos, un enclave donde las huellas del pasado se entrelazan con los desafíos del presente.

Imagina caminar por tierras que vieron pasar a cazadores nómadas del Paleolítico, como prueban los hallazgos de algunas piezas encontradas en diferentes excavaciones, imagina conocer el lugar donde pastores y metalurgistas de la Edad del Bronce establecieron sus hogares, dónde los agricultores de la Edad del Hierro labraron la rica vega del río Carrión. Aquí, los Vacceos fundaron asentamientos y los romanos dejaron su impronta en nombres y vestigios que aún perduran. Aquí, cada calle, cada ruina y cada nombre cuentan una historia.

Tampoco hay duda que el pueblo Vacceo ocupó esta zona, dado que en las proximidades de Monzón existió un asentamiento de este pueblo, llamado “Alba”, que era una de las que formaron la Comunidad de las Nueve Villas. De la presencia romana se tiene constancia por diferentes topónimos que aparecen en la zona, como algunos pagos denominados Quintas o Quintanillas, siendo posible la existencia de alguna villa romana, a juzgar por varios hallazgos en la zona.

Del paso de los Godos nos queda la necrópolis del Castellar en Villajimena.

La escasa población que poseía el norte del río Duero dio lugar a una repoblación que inicio Alfonso III “El Magno” por el año 886. Para ello, se incorporaban elementos mozárabes de Al-Adalus y al mismo tiempo iba nombrando Condes que se encargaran de defender estos territorios.

En el siglo X, Monzón de Campos brilló como capital de un vasto condado leonés, floreciendo alrededor de su majestuoso Palacio Condal. Con una gran extensión, llegando hasta Peñafiel, por el sur, y poseyendo algunos valles en la Montaña Palentina, el pueblo empezó girar en torno al Palacio Condal y comenzaron a generarse diferentes barriadas de las personas que trabajan para estos condes de Ansúrez, siendo esta la época de máximo esplendor económico para la localidad y todo el condado.

A lo largo de los siglos, resistió batallas, evolucionó y se adaptó, siendo testigo de importantes acontecimientos. El majestuoso castillo, que aún vigila desde lo alto, fue testigo de las primeras sesiones para la constitución del Consejo de Castilla y León, en un momento crucial de la historia moderna.

Con la desaparición de los condados, el de Monzón sufre grandes amputaciones en su antiguo territorio y pasa a gestionarse como merindad. Posteriormente, la familia de los Rojas recibió el Señorío de Monzón, en torno al 1351. Fueron años de pequeñas afrentas y la construcción de fortalezas y sistemas de defensa más acordes a la época. Con la llegada de la Ley de Desvinculación de los Mayorazgos aprobada el 19 de agosto de 1820, el señorío de Monzón, junto a otros, llegó a su extinción definitiva.

Hoy, este municipio de aproximadamente 600 habitantes se divide entre su casco urbano tradicional y barrios como Santa Eulalia y la Azucarera, nacidos al calor de antiguas fábricas. Con servicios esenciales, una ubicación estratégica y algunas conexiones de transporte público, Monzón de Campos se erige como un bastión de la vida rural.

Sin embargo, al igual que muchas localidades de la «España Vaciada», este pueblo enfrenta un desafío que afecta a muchos rincones rurales de España: la despoblación. Las causas son múltiples: la migración de jóvenes en busca de oportunidades, el envejecimiento de la población, el declive de actividades agrícolas y políticas que priorizan lo urbano sobre lo rural. Paradójicamente, mientras muchas viviendas permanecen vacías, hay quienes anhelan arraigarse en estas tierras y no encuentran dónde.

Ahora, te invitamos a sumergirte en esta aventura, a desentrañar los secretos de Monzón de Campos y a ser parte activa en la búsqueda de soluciones. A medida que exploras el municipio, descubrirás más sobre su rica historia, su situación actual, y quizás te encuentres con la resistencia silenciosa de aquellos que se niegan a dejar que su hogar desaparezca en el olvido ¿Estás listo para aceptar el desafío y contribuir al renacer de este histórico municipio?